lunes, 4 de mayo de 2015
¡Peñalosa, mi Alcalde!
Sí. Así tal cual. Sin más ni menos. Eso es lo que muchos queremos: que Peñalosa de buena vez por todas, 18 años después vuelva a la Alcaldía. Le tenemos miedo a la campaña porque es su mayor debilidad y quisieramos que ésta no fuera más que mal necesario. Aunque irónicamente Peñalosa casi que ni necesitaría hacer campaña pues todos estamos cansados y aburridos, y ya sabemos perfectamente de lo que él es capaz. Nuestros votos deberían ser sobre todo, un acto de reivindicación con la ciudad y con él por hacer votado mal o por no haberlo hecho del todo en los últimos 12 años.
Acá dejemonos de vainas, nosotros no queremos ni Galanes, ni Lunas, ni Pardos, que son mucho mejor políticos que él. Aquí lo que nos emociona y nos ilusiona a muchos es Enrique Peñalosa, con su visión de ciudad, su experiencia, y su capacidad para manejar y gerenciar esta ciudad. Él es como ese tren bala en el que necesitamos montarnos para que nos desatrace y nos saque de este caos. En él esta puesta nuestra esperanza, es él quien nos puede llevar al futuro.
Peñalosa, es en efecto puede ser de los peores políticos que han dando estos tiempos en Colombia pero lo ha sido por elección propia porque se ha negado a jugar bajo las reglas que el sistema le impone. Se ha resistido a hacer política de la manera que se hace en Colombia. Se ha negado a pagar el peaje de presupuesto que todo político en una elección en este país tiene que estar dispuesto a pagar a los barones de los votos que manejan y controlan el sistema. Ha sido terco y resilente ante esto. Se ha negado a ceder. Y el precio que ha pagado por eso, es graduarse como candidato.
Entender su discurso - que ha sido desde siempre su obsesión - puede resumirse en que para él no es concebible que en Bogotá para tener acceso a bienes públicos de calidad haya que ser rico. Ser rico para poder pagar un colegio privado y darle a los niños una educación con calidad, para poder pagar una prepagada y tener acceso a un buen sistema de salud o para vivir un conjunto como los que hay las afueras de la ciudad, que no son mas que una fiel copia de un suburbio de clase media de Estados Unidos, donde las vías están en buen estado, pavimentadas y limpias, donde la seguridad privada permite dormir tranquilo y donde hay unas buenas canchas de fútbol y espacios de recreación.
En todo lo anterior radica la obsesión de Peñalosa, de ahí viene su visión de su ciudad. Su cuento de parques, colegios y ciclorutas, que todos nos sabemos de memoria, y que él repite incansablemente con una pasión casi que contagiosa. Para Peñalosa, el bienestar de una sociedad puede anteceder a su riqueza. Y es ahí comienza y termina todo. Para él no es necesario, y sí desenfocado, aspirar a tener un PIB per capita como el de Noruega, basta con que los niños tengan una educación de primera, una ciudad segura con parques y bibliotecas, y donde los papás no se demoren dos horas llegando del trabajo a la casa. Eso es lo que muchos han llamado poesía.
Yo veo la encuesta que publicó ayer Semana, y es inevitable no ilusionarse. Lo único que puedo pensar según lo tituló la revista, es que ojalá ese "punto de partida" sea el mismo punto de llegada. Me acuerdo cuando la semana pasada me lo encontré en la cicloruta, iba en su bicicleta como cualquier cristiano con su morral cruzando la calle por la cebra, dando ejemplo sin darse cuenta y mostrándo que es coherente con su discurso hasta cuando es "invisible" y se camufla como uno más en este caos de ciudad.
El camino es largo, y muy pero muy espinoso. Sin embargo, el triunfo de Peñalosa no solamente sería un absoluto y merecido triunfo para Bogotá. Sino que igual de importante daría una lección y trasmitiría un mensaje a la forma tradicional de hacer política en Colombia. Demostraría que a pesar de todo, que aún después de 11 derrotas y 18 años de espera, sí se puede. Para las nuevas generaciones el mensaje sería refrescante y esperanzador.
A Peñalosa le pasa lo que por años le pasaba a la selección Colombia hace unos años: es bueno pero no hace goles, los ve hacer. Esta vez esperemos que meta un gol y se lleve el balón de oro. Se lo merece, y nos lo merecemos todos. Sin embargo, al mismo tiempo que ilusiona la idea de que está vez sí gane, también da curiosidad saber cómo va a sorprender esta vez con alguna de sus jugadas de mal político y va a destruir sus chances de llegar a la alcaldía; imploremos porque esta vez esto no suceda.
Tal vez ni siquiera el mejor asesor político le pueda decir como evitarlo. Tal vez, esta vez los asesores tengamos que ser nosotros mismos; los que votamos y creemos en él; tal vez hasta el mismo Vicepresidente le pueda ayudar muchísimo. Yo quisiera en unos meses, escribirle a mi amigo que vive en París y que me dice que no insista, que Peñalosa no queda de Alcalde ni en su casa. Quisiera escribirle en octubre y contarle que está vez sí se pudo, que si quiere ya puede volver a vivir en Bogotá, que todo este mal chiste por fin se ha terminado.
lunes, 9 de febrero de 2015
Ministra, ¿Y el deporte?
Dejando a un lado el debate de alguna manera ya desgastada sobre todo mal enfocada por el programa "ser pilo paga", pues más allá de las preocupaciones clasistas y de supuesto "matoneo" en la universidades a los becados; la discusión debería estarse dando más bien, alrededor de la deserción, que es donde verdaderamente está el mayor reto del programa. Estoy segura que eso lo tiene claro la Ministra y su equipo, y por eso, no es de esto quiero hablar. Para mi, el programa es sencillamente estupendo y lo más seguro es que termine teniendo un impacto mucho más grande que el que muchos nos imaginamos que podría llegar a tener.
Dicho esto y cambiando de tema entonces, entre tanta maravilla de programas que están creando y ejecutando en el Ministerio de Educación. Creo que hay un tema que se les esta quedando por fuera, y bien podrían pensar a incluir, o tal vez ya lo estén armando y todavía no nos lo hayan contado para complementar la revolución educativa que este gobierno se propuso.
Teniendo en cuenta la alta correlación que hay entre el desempeño deportivo y académico de los niños, y las externalidades positivas que esto trae en su formación, ¿Qué tal, si se piensa en crearse algún programa o mecanismo para promover y fortalecer las competencias deportivas ínter municipales y departamentales en todo el país?
Pensar en fortalecer las competencias deportivas de nuestros niños en el colegio, además de lograr de paso cierto tipo de integración regional algo que nos ha costado tanto históricamente en el país; traería beneficios inmensos para los estudiantes en términos de personalidad, disciplina, carácter y liderazgo. Según el escritor Malcon Galdwell, los deportistas, tienden a ser mas sociables, competitivos y aprenden a trabajar mejor en grupos y eso sin duda, los convierte en mejores estudiantes y mejores profesionales.
El "modelo UNCOLI" (inspirado en alguna medida en el modelo Ivy League), debería replicarse en todo el país para la educación pública. No debe ser un programa muy costoso y si puede traer muchos beneficios y llegar a complementar muy bien nuestro modelos educativo. Mas aún sí se aprueba el fondo de infraestructura educativa que está propuesto en el Plan Nacional de Desarrollo, pues mejorar las competencias deportivas supone básicamente unas buenas canchas y unos buenos campos de práctica, algo que tristemente es escaso en la mayoría de colegios del país.
Además, teniendo ahora jornada única a los niños les va a quedar más fácil practicar para volverse buenos y competitivos en algún deporte. Eso nos daría muchas más Catherines y Marianas, y muchos más James y Falcaos con una que otra medalla en Río 2016. Por último y soñando un poco, "los pilos", becados y bilingües, pueden pensar no sólo en estudiar en una universidad en Colombia sino también en irse a una universidad en EE.UU que los beque por su alto rendimiento académico y deportivo.
Ministra, ojala la veamos pronto en una cacha en Buenaventura, haciendole un pase el Presidente inagurando algún campeonato deportivo del pacífico y metiendole otro gol de taquito a la educación en Colombia. ¡Vamos por la de oro para la generación de la paz!
domingo, 2 de noviembre de 2014
Somos bichos raros
Sí. Somos bichos raros aquellos que queremos trabajar por el país desde el sector público y creemos que vale la pena. Esos que queremos postergar nuestra propia prosperidad por trabajar por la prosperidad de un país; el cual independiente de la procedencia social y regional que tengamos nos ha ofrecido una historia y una realidad hostil, de libertades coartadas hasta para hablar tranquilamente por celular en la calle; y de oportunidades limitadas hasta para acceder a una buena educación, donde saber hablar bien inglés parece un privilegio exclusivo de un niño de un colegio privado, elegante y bilingüe.
Sin embargo, algunos por bichos raros o más bien porque un bicho raro nos picó, no le medimos al reto de trabajar en oficinas viejas y feas, donde no pagan bono a final de año y donde llegar a tener un contrato laboral con prestaciones es toda una lotería. Sobre todo, me impresiona como independiente de nuestra ideología creemos que a pesar de todo, esto puede mejorar y que por eso, acá hay mucho por hacer. Así cobran sentido todas las gráficas, documentos, discusiones y viajes a sitios recónditos de nuestra geografía para entender mejor nuestra realidad y llegar a ofrecer soluciones. Somos también los mismos que nos aburre el escepticismo, el pésimo y la indignación inútil de los "Ricardos Silva", pues sólo creen que Colombia tiene salida cuando James y Falcao hacen gol o cuando Nairo llega a la cima de una montaña.
Con frecuencia, en reuniones sociales a uno lo miran con cierta incomprensión y curiosidad, familiares y amigos por haberse metido en esa "vaca loca" que es el sector público. Sin importar la rama, las razones de tal incomprension nunca faltan. Los del Ejecutivo por el riesgo de que las ideas sean opacadas injustamente por algún vicio de esos que abundan en la burocracia es muchas veces alto, o porque la Contraloría o la Procuraduría "nos clave",también porque no estamos haciendo ni construyendo nuestro propio capital o simplemente por dificultad para lograr mover ese animal paquiadermico que es el Estado, termine frustrando nuestras intenciones para generar algún tipo de cambio positivo.
A los del Legislativo no les toca menos fácil. Es que el Congreso, el "Honorable Congreso", es de las más débiles y desgastadas instituciones que tenemos en Colombia, con una no mal ganada imagen negativa en todos los sectores de la sociedad. Luchar contra la demagogia del Congreso no debe ser nada fácil. Pero es precisamente en el Capitolio donde también tienen que entrar ese tipo de jóvenes dispuestos a dar peleas, a trasnochar con buenos argumentos en los debates, a luchar contra las maquinarias o por lo menos a influenciarlas y redireccionarlas, para ver si logramos algún día eso que aquí se ha vuelto casi que un lugar común: la renovación del Congreso.
El país debe estar por lo menos orgulloso de que en esta generación un puñado de jóvenes, que no son pocos, se le están midiendo a trabajar por el país. Porque además se han preparado y han estudiando en algunas de las mejores universidades del mundo y han decidido ir, y volver para quedarse aún cuando no sea exactamente para devolvearle al país todo este nos ha dado. En cambio, lo han hecho para trabajar juntos y hacer de esto un mejor país. Es de alguna forma, hacer las pases con un pasado reciente difícil en el cual nos toco crecer, y también con una generación, la de nuestros padres, que por una que otra razón, les quedo grande el país.
Ojalá cada vez haya más bichos raros como estos y que nunca pero nunca se corra el riesgo que se vuelvan una especie en vía de extinción pues el país necesita de ellos, de nosotros y de todos.
jueves, 15 de diciembre de 2011
¿Las universidades para qué?
Siempre me ha gusta la definición y explicación que le ha dado Alejandro Gaviria sobre para que son las instituciones educativas de educación superior. Acá abajo lo cito, tomando de un comentario de su blog.
"los economistas partimos de una realidad más o menos obvia: las instituciones educativas son varias cosas a la vez.
Primero, son productoras de capital humano, esto es, de conocimientos específicos que incrementan la productividad laboral y por ende los salarios.
Segundo, son centros de acreditación, esto es, lugares que permiten reducir la asimetría de información entre empleadores y empleados, que certifican ciertas competencias mínimas.
Tercero, son clubes sociales, lugares donde se hacen conexiones, donde se acumula capital social.
Y cuarto, son ámbitos de reflexión, lugares donde se piensan las peguntas sin respuesta que han preocupado desde siempre a la humanidad."
sábado, 29 de octubre de 2011
¿Yo estoy indignadisima y tú?
Si. Yo estoy indignadisima, y además de eso asustadisima, preocupadisima porque a no ser de que algo inesperado suceda el lunes día de las brujas los bogotanos nos despertaremos con un esperpento de Alcalde. Ojala pudieramos aplicar un "treat or trick¨ y salvarnos de lo que se nos viene. La cosa esta para taparse los ojos y hasta romper la ley seca para ahogar la pena. Es que no es para menos, lo que se viene no va a ser como el caso del presidente Santos, que aunque muchos estaban escépticos de lo que podía ser su gobierno no ha hecho más que dar sorpresas y dejar muchos callados. Ese no va a ser el caso de Petro Alcalde, va a ser en cambio la muestra de que cuando las cosas están mal siempre pueden estar peor.
Últimamente la gente anda indignada por muchas razones, sobre todo los bogotanos por el estado en que se encuentra la ciudad. Un poco arriba (Wall Street) y un poco abajo (Chile) protestan, y nosotros justo en la mitad ¿Por qué protestamos? ¿Quién lidera? ¿Quién "jala" a los demás para unirse por una causa, cualquiera que sea? ¿Qué nos mueve? A primera vista pareciera que sólo fútbol nos jala, nos une, porque aunque nunca ganemos ahí seguimos teniendo fé y esperanza. Hagamos una rápida revisión de las protestas que ha habido en el país recientemente: 1. la protesta de trabajadores de Pacific Rubiales - 2. la Protesta Estudiantil.
La primera es una clásica protesta sindical mezclada con otros factores de orden pùblico y social que encuentran caldo de cultivo cuando el río esta revuelto. Era apenas normal y previsible que que ante la llegada de un moustro como Pacific Rubiales a una tierra del olvido como era hasta hace algunos años la Orinoquía. Sin importar las codiciones laborales que ofrece la empresa y beneficios que ésta empresa ofreciera, la comunidad saliera a pedir más. Los "social rent seekers" también existen. Y se alborotan cuando se tiene un vicepresidente rueda suelta que hace eco a todas sus súplicas hasta el punto que la compañía ya se aburrió, y esta a punto de cerrar operaciones.
La segunda, una protesta estudiantil por un proyecto de ley que busca reformar la educación superior, en días pasados 20.000 estudiantes marcharon por las calles de Bogotá para manifestar su oposición a la reforma educativa. Colombia gasta 4.7% del PIB en educación y lo que es clave en la discusión es como hacer un mejor uso y más eficiente de esos recursos existentes. Eso sin hablar el verdadero cuello de botella de la educación en Colombia esta que es la educación primaria, secundaria y preescolar. Acá una cantidad de jovenes que están en todo su derecho a protestar, parece que entienden muy poco del problema. Ahí si como dice el dicho "primero mi primaria".
Hay que reconocerles a los sindicalistas y estudiantes, su unión y organización por la que consideraron su causa. Actuaron. Seguramente al principio se indignaron y por eso la indignación es buena, sirve para despertarse y salir de la indiferencia. La indignación no siempre es inútil, a veces es un buen primer pellizco. Lo clave es indignarse cortico, reaccionar rápido y hacer algo al respecto, o al menos intentarlo. Lo grave es cuando eso no trasciende y nos quedamos simplemente comentando indignados en las sobremesas sobre la crisis en la que se encuentra Bogotá.
Ojalá mañana 30 de Octubre, salgamos todos masivamente a votar. Ojalá salgan todos los indignados que tanto se quejan por el "hueco en el que se encuentra Bogotá", ojalá salgan los arrepentidos por no haber votado en las pasadas elecciones y ojala salgan los también arrepentidos, pero por haber votado por Samuel Moreno. Sería una manera de reconocer nuestro error al elegir mal a nuestros gobernantes o simplemente nuestra indiferencia al no haberlos elegido. Ya nos dimos cuenta las consecuencias que esto trae. Si salimos, votamos y elegimos bien, las cosas podrían estar cambiando para bien.
La ley seca (menos empezando el sábado a las 6pm del sábado) no va a evitar ni borrachitos, ni mucho menos fiestas de halloween. Eso lo de menos, lo importante y lo de más es que mañana lleguemos a votar, que lleguen a ángeles, vaqueras y hasta diablas con poca ropa ¿por qué, no? serían unas eleciones pintorescas. Confirmaría eso de lo que han hablado varios candidatos, que Bogotá es una ciudad 24 horas que nunca no duerme. Mañana tendremos la oportunidad de demostrar que la ciudad y el país sí nos importa y que para bien o mal las cosas que hagamos o dejemos de hacer si nos afectan a todos.
Salgamos a votar enguayados o disfrazados, eso que importa, eso no nos quita, pero si nos pone como ciudadanos, nos da además derecho a exigirle a quienes elijamos mañana que cumplan lo que han prometido en campaña, y de paso aseguraremos que los micos, elefantes, ladrones y piratas se queden en Halloween. Si todos ponemos evitaremos ver a un populista disfrazado de progresista gobernandonos en los próximos años. Este domingo tenemos la oportunidad de pasar de la indiganación a la acción, no la dejemos pasar. Salgamos a votar y no nos equivoquemos.
lunes, 26 de septiembre de 2011
El gabinete gomelo
En las últimas semanas con los cambios que ha tenido el gabinete del presidente Santos, no han sido pocos los que han saltado a hablar sobre el perfil de los integrantes de este gabinete del este gobierno que, como lo ha descrito La Silla Vacia es "tecnocrático, integrado por profesionales con alto grado de formación académica….economistas o abogados, de la Universidad de los Andes". Hasta ahí la cosa no es grave, grave es cuando a punta de prejuicios, se empieza a poner en duda la conveniencia de este equipo y que las decisiones más importantes de un país tan diverso estén en manos de personas que desconocen muchas realidades que desde Bogotá no se alcanzan a ver.
No ha habido medio en donde no se haya comentado sobre la tecnocracia cachaca en el poder. María Isabel Rueda afirmó que así como a Uribe se le criticó la abundancia de paisas en su gabinete, ahora Santos había hecho lo propio con los bogotanos; Semana por su parte afirmó que en un equipo de gobierno compuesto en alto grado por economistas bogotanos de la Universidad de los Andes, Angelino era una rueda suelta"; Juanita León en La Silla Vacia, definió a este gabinete como un grupo homógeneo, en el que todos eran sacados del mismo molde y Cecilia López en Kienyke fue más allá y afirmó que en un país de regiones desiguales como Colombia, con tanta diversidad cultural y tanta pobreza, dejar que un grupito de bogotanos de una universidad de élite ande tomando decisiones cruciales para todo el país era cosa seria. Hasta La Luciérnaga a punta de imitaciones a los ministros gomelos ha echado una que otra puyita.
Hay algo que no termina de cuadrar en todo este cuadro que están pintando. Que sean personas que saben de política económica, dominen temas áridos como una línea de pobreza, los canjes de deuda, la movilidad social y hagan cálculos del precio a la gasolina, no quiere decir que desconozcan la importancia de la economía política ni mucho menos que carezcan de algún tipo de sensibilidad social. Eso no sólo resultaría absurdo sino también contradictorio ¿Por qué entonces, Juan Carlos Echeverry impulsó una reforma a las regalías, que tiene como principal objetivo favorecer e impulsar el desarrollo de las regiones más pobres del país?
Seguramente una persona de Agua Chica, Cesar no sabe, ni tal vez le interese entender como le afecta, o más bien como le beneficia que recientemente el Ministerio de Hacienda haya batido el record de colocación de canje de deuda pública interna, mediante el cambio del vencimiento de títulos TES con la emisión de un nuevo bono con vencimiento en 2026 por un monto de $6.4 billones, al 7.56%, a Tasa Fija, denominado en pesos con plazo de 15 años.
Sin embargo, aunque esto suene sofisticado y lejano para la gran mayoría de colombianos, no obedece exactamente a un capricho "nerd" de un grupito de bogotanos estiradísimos para que sus números cuadren mejor, y se vean mas bonitas sus tablas y gráficas en Excel. No. Y todo lo contrario. Seguramente es canje que el Ministerio de Hacienda, ayudará a garantizar la conexión de energía electrica o el saneamiento básico durante los próximos años en ese “lejano” municipio de Aguachica, Cesar.
Además si bien hay varios ministrros que se puede decir comparten perfiles similares, es un error decir que "todos son cortados con la misma tijera" por más uniandinos que sean. Por ejemplo, Frank Pearl, si bien es economista de Los Andes, está lejos de encajar dentro del perfil de tecnocráta, ex - Fedesarollo con varias publicaciones académicas en su haber. El nuevo Ministro de Medio Ambiente, es más bien el típico caso de un empresario que después de aburrirse del coorporativismo y el mundo empresarial, decide dedicarse a labores menos capitalistas, que ayudan a salvar al mundo como lo son trabajar con ex combatientes del conflicto armado o en pro del medio ambiente.
Tal vez si les va mal a este grupito de tecnocratas, a Argelino, el populismo y sus secuases les vaya divinamente y no tendrán que hacer mucha campaña en el 2014. En cambio, al presidente Santos y al ministro Vargas Lleras no les iría tan bien, tendrían que dejar para después sus aspiraciones relecionistas y presidencialistas, respectivamente. No tanto por no haber cuidado bien los huevitos sino por haber puesto varios en una misma canasta. Por apostarle a la tecnocracia. Y todo esto exagerando un poco la cosa porque al gobierno le mal puede ir por muchas otras razones. Sin embargo, no extrañaría que los tecnocrátas terminarán cargando el bulto.
Acá el punto de discusión no debe ser de ideologías, odios ni pasiones, mucho menos basado en regionalismos. La representación es esencial en el Congreso pero en el gabinete lo verdaderamente importante siempre debería ser la preparación, la gabinetología debería basarse la claridad en los conceptos y el deseo de aplicarlos. ¿Por qué tener tantas dudas y prevenciones sobre personas que se quieren dar la pela, que se han pasado años estudiando y tratando de entender algunas de las problemáticas más complejas que tiene este país?
Si las políticas y reformas al final de este gobierno no salen bien y no hay muchos resultados que mostrar, es posible entonces que le vaya mal a los bogotanos, le vaya mal a los economistas y le vaya mal a la tecnocracia pero lo peor de todo es que le iría mal al país. Ojalá no suceda así. Por ahora, hay que dejarlos hacer la tarea, que dejen ver de qué son capaces y qué tan cierto es que no conocen bien el país. Es pobre y feo dejarse llevar por los prejuicios. La cuenta nunca se pasa antes de que el plato esté servido. En un gabinete mas vale la preparación que la representación.
miércoles, 30 de marzo de 2011
¿Por qué trabajar en el Sector Público?
Son las 6pm, Windows se está cerrando cuando de pronto aparece una voz diciendo: "el ministro acaba de llamar que necesita saber cuanto es el costo fiscal de bajar en x puntos tal impuesto. Lo necesita para mañana a primera hora, saca el datico y hazte una grafiquita que lo muestre, listo?
Simón Gaviria mandó un derecho de petición de veintipico preguntas sobre los contratos de estabilidad jurídica? hay plazo hasta mañana para responderlo, ok? También mandaron las correcciones y modificaciones del proyecto de ley del PND eso también lo quiere el director para mañana. Mejor dicho, esto como que se alargo. ¿Pedimos pizza?
¿Vieron que El Tiempo publicó que el DNP se fue en lastre contra el Metro? y el Ministro de Transporte respondió diciendo que los funcionarios de está institución y del Ministerio de Hacienda eran unos morrongos, remolones y vacas muertas, que estorban el desarrollo del país?".
Y si todo esto es así, para que correr el riesgo entonces de ganarse una gastritis con por tanto tinto, cigarrillo y coca cola, para que después de todo en el mejor de de los casos le terminen diciendo vaca muerta y en el peor pueda terminar demandado? - ¿Vale la pena realmente todo esto? - ¿Por qué el sector público entonces?
Para empezar por cosas banales si se quiere, las oficinas de las entidades públicas son horribles, viejas y poco acogedoras. Ubicadas en su mayoría en zonas inseguras del centro (por cierto, no ha habido un alcalde que se meta en el cuento de recuperar el centro de Bogotá), donde salir a altas horas de la noche se convierte en toda una osadía.
En cuanto al vínculo laboral, irónicamente siendo el gobierno quien promueve la formalidad y la calidad del empleo, cuando se trabaja en el sector público casi siempre se tendrá un vínculo contractual de prestación de servicios, el cual implica tener todas las obligaciones y desventajas de un contrato laboral pero no obtener ninguno de sus beneficios.
Además, el proceso para el pago de los honorarios mes a mes es absolutamente tortuoso. Hay que hacer informes, pagos de seguridad social, la firma del supervisor del contrato, copias, papeles. En fin, una burocracia realmente desgastante para acceder a un pago que a decir verdad es poco competitivo frente a un salario del sector privado.
Después de todo lo anterior, ¿qué incentivos quedan para quienes estudiamos, quienes nos queremos dar la pela y proponer soluciones para un país que tanto tiene por resolver? la respuesta no es nada fácil, más aún si no se quiere caer en un discurso de tarima sobre actuado de cualquier político en campaña.
La verdad es que nada tiene más impacto que el sector público, es allá donde se determina el rumbo del país, donde se dan las condiciones para crezca, se desarrolle o también si no se hacen las cosas bien, se estanque. Cuando uno trabaja en el sector público está intentando generar cambios, esta intentando construir futuro.
Hace un años la ley 100 amplió la cobertura en salud a cerca de 20 millones de personas en diez años. Asimismo las leyes 142 y 143 sobre la regulación de servicios públicos y el sector eléctrico respectivamente, dieron las bases para el acceso y la cobertura de servicios públicos básicos a todos los colombianos. Quienes se sentaron allí e hicieron éstas reformas, construyeron futuro.
Sin embargo, es triste ver tanta gente tan brillante que ha pasado por sector público y que ha terminado escribiendo columnas de opinión o artículos académicos criticándolo. Otros han migrando al sector privado a volverse tranquilamente capitalistas, optando por hacer algo más concreto por el país y de alguna manera más fácil: generar empleo y pagar impuestos. Son duros ejemplos de resignación.
El asunto no es que no haya gente buena, porque la hay. El punto está en que hay que generar las condiciones y los incentivos para traerla al sector público. Eso empezaría por darnos un gran desarrollo insitucional. Para lograrlo, el sector público debería volverse competitivo, un lugar atractivo en donde el capital humano de primera quisiera estar. Mientras eso no pase el ego y el amor al arte no serán razones suficientes para querer trabajar en el gobierno.
Estamos muy equivocados si creemos que el sector público es pura filantropía y que los mejores van a llegar allá en un gesto de altruismo ejemplar. Llegará uno que otro cuando en lugar de montar una fundación prefiera irse al sector público a ayudar a combatir la pobreza u a dirigir programas como Colombia Humanitaria. Pero no es de ellos de quienes estamos hablando, ni a los únicos que necesitamos. A ellos bienvenidos, les damos las gracias.
Por último aunque es claro que hay que crear los incentivos y mejorar las condiciones laborales en el sector público, hay que decir también que vale la pena darse la pela. Necesitamos gente que piense con generosidad, que quiera dirigir pero sobre todo que quiera hacer las cosas bien. Los retos son muchos y para lograrlos necesitamos a los mejores.
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